Agustín Quesada, geólogo y director del GeoMuseo de Piedras Patagónicas, explicó en una entrevista el reciente descubrimiento de una veta de carbón encendida bajo tierra, visible tras la ola polar. El fenómeno, inédito en la región, abrió nuevos interrogantes sobre los riesgos ocultos en el subsuelo y la importancia de la geociencia como herramienta de prevención.
“Fue la ola polar la que permitió ver el vapor saliendo de la tierra. Ahí empezó todo”, contó Agustín Quesada. El hallazgo ocurrió en una zona boscosa próxima al Río Blanco, frente al ANPRALE, cuando vecinos alertaron al SPLIF sobre columnas de vapor inusuales. “Nos acercamos con ellos y encontramos una beta de carbón mineral a escasos 50 centímetros de profundidad, ardiendo como una brasa”, relató.
La explicación geológica del fenómeno, según Quesada, es clara pero alarmante: “Ese carbón, producto de antiguos pantanos de hace 20 millones de años, tiene una capacidad calorífica considerable. Posiblemente estuvo prendido desde febrero, con raíces quemadas que iniciaron la combustión subterránea”.
Lo inédito no fue solo el evento, sino su contexto: “Tenemos un déficit hídrico del 50%. Si hubiera llovido lo normal, quizás ni nos enterábamos. Pero la sequía permitió que el fuego siguiera activo hasta ahora”.
Este fenómeno, que ya generó consultas con organismos internacionales como en Canadá, obliga a repensar los protocolos de monitoreo post-incendio: “Hay que mapear las betas de carbón que ya están registradas desde 1925. Si vuelve a pasar un incendio por esas zonas, hay que seguir controlando mucho más tiempo del habitual”, advirtió.
Quesada también habló sobre el crecimiento del consumo de agua subterránea y su experiencia en la búsqueda de acuíferos: “En las zonas bajas del valle se encuentra agua fácilmente, pero en lugares como Mallín Ahogado o Golondrinas el panorama cambia. No hay un recurso garantizado”. Propuso avanzar en un censo de pozos y mapas hidrogeológicos: “Chile, por ejemplo, ya lo tiene en varias regiones”.
En cuanto al GeoMuseo, Quesada destacó su rol como espacio educativo y de intercambio: “No hay preguntas tontas. Recibimos muestras, historias, y aprendemos tanto como enseñamos”. El museo, ubicado en el edificio histórico La Torre, celebra este mes la temática de meteoritos con actividades abiertas al público.
“Geomuseo es un punto de encuentro entre la ciencia, la cultura y la comunidad. Compartimos conocimiento desde lo profundo de la tierra hasta lo más cotidiano”, concluyó.