¿Se viene un dólar oficial a $1.500 en Argentina? 🤔

En resumen:

• Presiones económicas: La inflación desbocada, el déficit fiscal financiado con emisión y la escasez de dólares presionan al tipo de cambio oficial al alza. El Banco Central se queda sin reservas y el peso pierde valor día a día.

• Expectativas preocupantes: Los mercados ya descuentan una devaluación fuerte. Contratos a futuro pronostican un dólar oficial en torno a $1.400-$1.500 para fin de año. Economistas advierten que, sin un plan sólido, este escenario es cada vez más plausible.

• Impacto social fuerte: Un salto del dólar a $1.500 dispararía la inflación y golpearía salarios y ahorros. Tras la última devaluación importante, la pobreza saltó de 45% a 57% y los sueldos perdieron hasta un 20% de poder adquisitivo en pocos meses.

¿Puede el dólar oficial llegar a $1.500 en el corto plazo?

La pregunta ya está sobre la mesa: ¿es realista pensar en un dólar oficial a 1.500 pesos? Muchos argentinos sienten que el dólar “no tiene techo”, alimentado por la desconfianza y la inflación. De hecho, los operadores financieros ya están apostando por un dólar futuro en torno a $1.500 para fin de año. Esto significa que el mercado ya se prepara para una fuerte devaluación en los próximos meses.

Actualmente, el dólar oficial minorista ronda la zona de los $1.300 (Banco Nación) luego de recientes saltos. Rompió la barrera simbólica de $1.300 casi al unísono con el dólar blue. Según el economista Francisco Cantamutto, estamos atravesando una “corrida cambiaria contenida” por medidas de emergencia, pero no está claro hasta cuándo se podrá evitar un salto mayor. En sus palabras, “el mercado de futuros ya estima un dólar de entre 1.400 y $1.500 para fin de año”. Es decir, las expectativas ya se corrieron hacia esos valores.

¿Por qué se habla de $1.500 específicamente? En parte porque ese número refleja la magnitud de la brecha acumulada entre el peso y la inflación. Algunos analistas del establishment privado consideran que el tipo de cambio oficial “está barato” y debería ubicarse al menos en ese nivel para recuperar competitividad. Incluso se ha mencionado que $1.500-$1.800 sería un rango “realista” para salir de la ficción cambiaria y sincerar la economía. En otras palabras, con la inflación acumulada, el dólar oficial actual se habría quedado muy retrasado.

“A este tipo de cambio, los privados se llevan en un par de meses los dólares de un año de Vaca Muerta”, graficó un operador financiero, aludiendo a que a valores oficiales actuales la demanda de dólares para ahorro e importaciones vuela. Esto muestra la presión: si el dólar oficial no sube, igual se filtra demanda vía importaciones baratas o turismo, drenando reservas.

Por el momento, el Gobierno (administración actual) ha intentado frenar la escalada con tácticas de corto plazo: tasas de interés altísimas y controles. Se ha llegado a convalidar tasas anuales del 65% en pesos –más del doble de la inflación esperada– para que la gente se quede en pesos. Ni aun así se logró frenar la dolarización de carteras: en las últimas ruedas el Central tuvo que vender futuros y dólares para contener al oficial, mostrando signos de desesperación. Aun con estas medidas, el dólar siguió subiendo de a poco, casi en una “corrida en cámara lenta”.

En síntesis, sí, es posible que el dólar oficial alcance los $1.500 en el corto/mediano plazo si nada cambia. No es una certeza, pero se volvió un escenario verosímil. Veamos por qué: la economía arrastra desequilibrios que empujan al dólar al alza, y los diferentes actores (mercados, empresas, ahorristas) ya actúan en base a esa expectativa.

Conclusión 📝: Incertidumbre alta, necesidad de un plan

El dólar oficial en $1.500 dejó de ser un número de ciencia ficción para convertirse en una posibilidad concreta si Argentina no logra encauzar sus desequilibrios. Los fundamentos económicos – inflación, emisión, falta de dólares – empujan en esa dirección, y los mercados ya lo están oliendo. Las propuestas de los candidatos evidencian que el modelo actual es insostenible: todos plantean, con matices, algún tipo de corrección cambiaria importante, sea via shock o vía dolarización o vía unificación con apoyo externo.

Ahora bien, dólar a $1.500 ¿sí o no? Dependerá de cómo se gestione la transición económica en el corto plazo. Con un plan sólido y apoyo político, quizás se logre evitar un salto tan desordenado, migrando a un dólar más alto de forma escalonada y con anclas que contengan la inflación. Sin plan y a los tumbos, el riesgo es que el mercado mismo fuerce ese valor – o uno mayor – en poco tiempo, con todas las consecuencias negativas asociadas: más inflación, más pobreza, caída de la actividad.

En criollo: el peso se devalúa, queramos o no, porque la economía no le da respiro. La gran pregunta es si esa devaluación será ordenada o caótica, y cómo se van a cuidar a los argentinos en el proceso. Llegar a un dólar de $1.500 puede ser un número más en la larga lista de devaluaciones criollas, pero lo importante será qué se hace después. Porque de nada sirve un dólar altísimo si luego los precios internos lo alcanzan enseguida. La confianza en la moneda – sea el peso o el dólar si dolarizamos – es lo único que frenará la carrera. Y para ganar confianza, hace falta un rumbo claro, algo que por ahora está en veremos.

En conclusión, $1.500 no es una maldición bíblica escrita en piedra, sino un síntoma de lo mal que estamos. Evitarlo (o amortiguar su impacto) está atado a decisiones difíciles pero necesarias. El público general debe saber que todos estos movimientos finalmente nos afectan en el bolsillo: el dólar no es un ente abstracto, sino el reflejo del valor de nuestra plata. Por eso, más allá de la cifra, lo que importa es recuperar la estabilidad para que el dólar – sea al precio que sea – deje de quitarnos el sueño cada noche. Por el bien de todos, ojalá las autoridades encuentren la forma de lograrlo.

Fuentes: Medios argentinos especializados y reportes de economistas: Perfil, En Orsai, FocusEconomics, BBVA Research, La Nación, Chequeado, elDiarioAR, Infobae, entre otros. Todas las proyecciones e indicadores citados corresponden a datos disponibles en 2023-2024, reflejando la situación nacional argentina.