En un acto cargado de emoción y memoria, Claudio Dornier, nieto mayor de Adalberto Torcuato Pagano, visitó el despacho municipal de El Bolsón acompañado por su familia. La actividad fue recibida por el intendente Bruno Pogliano y contó con la presencia del periodista Ángel Morales, quien ofició de historiador y cronista del encuentro.
Adalberto Pagano fue un visionario gobernador de Río Negro y figura clave en el desarrollo institucional del Bolsón. Su legado arquitectónico, urbanístico y cultural sigue siendo parte del entramado esencial de la ciudad. Como lo recordó Pogliano durante la visita, “si alguien desarrolló lo que es hoy El Bolsón, fue Pagano, sentando las bases para el futuro”.
Claudio Dornier, visiblemente conmovido, explicó el motivo de su llegada: “Vine aquí a mostrar a mi familia lo que ha hecho mi querido abuelo por esta ciudad. Estoy muy agradecido de todas las posibilidades que me facilitaron para ver los diferentes edificios que construyó”.
La visita incluyó un recorrido por sitios emblemáticos proyectados por Pagano, como la plaza principal, el correo, la comisaría, el hospital y el juzgado de paz, todos ellos diseñados con una impronta arquitectónica que replicó a lo largo de la provincia. “Era una persona con mucha historia. El proyecto Pagano fue el que definió las instituciones y la estética de nuestras ciudades”, agregó Pogliano.
Dornier también compartió recuerdos personales: “Mi abuelo falleció el 1 de enero de 1960. No pude despedirme. Por eso, estar hoy aquí, con mis nietos, es cerrar un círculo. El Bolsón siempre fue parte de nuestra familia”.
El periodista Ángel Morales destacó el valor simbólico del momento: “Que una familia mantenga viva esta conexión emocional y política con la historia del pueblo es algo que conmueve y da sentido a la identidad local”.
El intendente, quien está cursando su tercer mandato, valoró la visita como un acto de justicia histórica. “Ustedes son acreedores de todo esto”, le dijo a la familia. Y cerró: “Hoy me siento parte del futuro, gracias a lo que hombres como su abuelo construyeron”.
La jornada finalizó entre abrazos, anécdotas familiares y promesas de mantener viva la historia. “Es muy emocionante. Para mí ha sido una experiencia que no se va a olvidar más”, concluyó Dornier.