Este 28 de junio, en todo el país se conmemora el Día del Orgullo LGBTIQ+, una jornada que combina celebración, visibilidad y reivindicación de derechos. La fecha recuerda los disturbios de Stonewall en 1969, pero en Argentina tiene un matiz propio, atravesado por conquistas históricas y nuevos desafíos sociales y políticos.
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El Día del Orgullo se celebra en Argentina como una oportunidad para reconocer la diversidad, defender los derechos adquiridos y denunciar la discriminación que aún persiste. Aunque la Marcha Nacional del Orgullo se realiza tradicionalmente en noviembre, el 28 de junio sigue siendo un símbolo global que inspira actividades, encuentros y declaraciones institucionales.
En varias ciudades del país se organizan actos culturales, izamiento de banderas y jornadas de reflexión. Desde organismos estatales hasta colectivos independientes, la fecha convoca a repensar los avances logrados y las deudas pendientes en materia de igualdad.
"Hoy más que nunca hay que estar orgulloses de quienes somos y salir a la calle con nuestras banderas en alto", expresaron desde la Federación Argentina LGBT+. La organización recordó que en los últimos años "hubo retrocesos en políticas públicas de inclusión, desfinanciamiento y discursos de odio que no pueden naturalizarse".
En el plano institucional, Argentina fue pionera en América Latina con leyes como el matrimonio igualitario (2010) y la identidad de género (2012), aunque activistas advierten que "el acceso real a derechos aún es desigual y las violencias persisten, sobre todo contra personas trans y no binaries".
El contexto actual, con discursos conservadores en auge, también preocupa. "Estamos en un momento donde se está discutiendo lo que ya habíamos ganado. Por eso este 28 de junio es también un día de resistencia", señaló Paula Vázquez, militante de la Mesa Nacional por la Igualdad.