El Tren Patagónico, que une Viedma con Bariloche, no solo sorprende por sus paisajes y su valor histórico, sino también por una propuesta gastronómica que se consolida como uno de los puntos más esperados del viaje. A bordo del vagón restaurante, la cocina del CLACRIS ofrece platos que recorren la Patagonia "de punta a punta", desde el mar hasta la cordillera.
Ayelén, encargada del restaurante CLACRIS en el Tren Patagónico, compartió su entusiasmo por el proyecto que encabeza junto a su hermano, chef profesional con 20 años de trayectoria. Aunque ella misma proviene del mundo del comercio, reconoce que esta nueva etapa la colma de emociones: "Trabajar para una empresa como Tren Patagónico, de verdad que es sublime, como un plato cuando uno come algo rico".
Su vínculo con el tren nació mucho antes: “Yo tengo un negocio en San Antonio que es parte de la estación de Tren Patagónico. Veía las necesidades arriba del tren y presentamos un proyecto”.
Sobre la propuesta culinaria, explicó que el menú fue pensado para satisfacer tanto a turistas nacionales e internacionales como a pasajeros frecuentes de la Línea Sur: “Armamos una carta que cubre las dos expectativas: la minuta y el plato patagónico. Tenemos pescados, mariscos, carnes en diferentes variedades, pastas caseras… hasta el cordero patagónico”.
La carta tiene su sello distintivo en los orrentinos de calabaza y mozzarella, una de las especialidades del chef, junto con los vegetales salteados. “A mí las pastas me encantan”, confesó Ayelén con una sonrisa.
Más allá del servicio, lo que emociona a quienes trabajan en el tren son las historias de quienes viajan. "Hay mucha gente que utiliza el tren como medio de transporte, los vemos en diferentes viajes y son ellos los que hacen este viaje más ameno", relató. Y agregó: “Estamos súper agradecidos con el turismo nacional y extranjero, porque acá encuentran una gastronomía totalmente diferente”.