La sesión por las auditorías a las pensiones por discapacidad avivó un enfrentamiento clásico y creciente dentro del Concejo Deliberante de El Bolsón: el de la concejal Rosa Monsalve contra Efraín Ranea. Este choque explícito vuelve a poner en escena una grieta local que trasciende lo administrativo y se convierte en un pulso político e ideológico.
En esta jornada, Ranea encendió la sesión con una frase polémica:
“En el gobierno kirchnerista se inventaron discapacitados para robar plata”.
La frase derivó en una inmediata y sectorizada interrupción por parte de Monsalve, quien respondió con firmeza rechazando su afirmación como una banalización y un ultraje hacia quienes sufren discapacidad.
Desde su bancada Nos Une Río Negro, Monsalve fue más allá y calificó al gobierno de Javier Milei como causante de graves injusticias:
“Repudiamos enérgicamente este maltrato sistemático que ejerce el gobierno de Javier Milei contra las personas con discapacidad”.
La concejal, que transita su tercer mandato consecutivo, ha construido una trayectoria como defensora de los derechos sociales en múltiples sesiones: salud pública, inclusión, género. Y aunque no es la primera vez que choca con Ranea, este cruce pone el foco en un choque de modelos: el de una mirada empática y territorial (Monsalve) frente a una gestión más centrada en eficacia burocrática y ajuste fiscal (Ranea).
En el contexto nacional, el debate tomó fuerza también fuera del recinto. El veto presidencial a leyes que ampliaban las pensiones y declaraban la emergencia en discapacidad profundizó la tensión tambien en diputados.
Ese ajuste fiscal, defendido por el Gobierno como “decir una verdad incómoda”, encuentra reflectores locales en estos debates encarnados por ambos concejales.
🧭 Conclusión
El cruce de hoy entre Monsalve y Ranea no es un episodio aislado: es parte de un guion que se repite sesión tras sesión.
Dos discursos irreconciliables, cada uno con su base política y su representación simbólica.
Una grieta que atraviesa el Concejo y que ya no se resuelve solo con votos: exige comprensión, empatía y, sobre todo, una institucionalidad capaz de anteponer derechos por sobre las disputas partidarias. Ese delicado rol moderador recae sobre el presidente del cuerpo, a quien le toca, sesión tras sesión, mediar en los cruces y reconducir el diálogo hacia el interés colectivo.