: El editorial de Rodrigo Sotomayor pone el foco en la desconfianza creciente hacia la clase política y en la necesidad de recuperar el verdadero sentido del voto: elegir representantes que defiendan valores, no solo intereses personales o promesas vacías.
3 claves rápidas
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Expectativas reales de un diputado
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Política lejos de la vida cotidiana
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Valor del voto en medio del desencanto
En su editorial para “Con Voz y Voto”, Rodrigo Sotomayor habló a corazón abierto sobre lo que realmente se pone en juego en la próxima elección de diputados y senadores. “No es ni más ni menos. Sí le cambia la vida a ellos, empiezan a ganar entre 7 y 8 millones por mes y un montón más. Para algunos ya son millonarios.” Así arrancó, buscando poner en perspectiva quién realmente se beneficia tras la elección.
Sotomayor no se quedó en lo superficial y planteó una pregunta incómoda pero clave: “¿Qué espero de un candidato?” Invitó a pensar más allá de la publicidad y las promesas grandilocuentes, señalando que muchas veces los legisladores llegan al Congreso lejos de las realidades de la gente común: “Ser pobre es una condición excluyente, porque yo no veo ninguno pobre. Llegan millonarios y, peor aún, cuando no tienen plata, son financiados por extremos.”
El editorialista subrayó la distancia entre los problemas del día a día de la mayoría de los argentinos (llegar a fin de mes, buscar trabajo, poder vestir a los hijos) y las discusiones políticas: “Ese derecho que casi un 60% de los argentinos perdimos en este y en el anterior gobierno.” Para Sotomayor, la clave está en preguntarse a conciencia qué esperamos de nuestros representantes. “Yo no estoy votando el menos peor. Trato de votar a alguien que tenga valores, los más cercanos a los míos. Y ahí está difícil, porque es todo publicidad.”
Así, el editorial dejó claro que la función de diputados y senadores no es cambiar mágicamente la realidad: “No nos equivoquemos en qué es lo que se elige, porque los que se eligen ahora no van a ser presidente ni gobernador.” Remató con una autocrítica y una invitación a la reflexión colectiva: “¿Cuál es el negocio? Lo desconozco, porque va mucho más allá. Yo siempre trato cuando estoy muy contaminado de política, de decir: yo qué espero de vos.”
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