El mítico Hotel Piltriquitrón reabrió sus puertas reconvertido en Museo, Cafetería y Hotel, en pleno centro de El Bolsón, y ya se perfila como un nuevo punto de encuentro para vecinos y turistas. En una recorrida en vivo, Efraín Ranea destacó la recuperación integral del histórico edificio y el valor simbólico que tiene para la comunidad local.
Desde la entrada del ahora denominado Museo Hotel Piltriquitrón, en la esquina de Roca y San Martín, se aprecia la transformación arquitectónica y estética del lugar, donde conviven la memoria del antiguo hotel con una propuesta moderna de cafetería, chocolatería y pastelería. “Han transformado todo, la verdad que se ve muy bonito”, se escucha en la transmisión mientras la cámara muestra los amplios espacios remodelados y la legendaria chimenea donde tradicionalmente se tomaban fotos las parejas que se casaban.
El propio Ranea repasó la historia del edificio, que data de 1939 y fue inaugurado un año antes que el correo, subrayando que durante años se lo veía “venido a menos” hasta que la familia decidió encarar una restauración profunda. “Esto viene a partir de que papá se hizo cargo del edificio y el edificio necesitaba unas cuantas reparaciones grandes”, explicó, al señalar que quedaban locales libres y que allí surgió la idea de instalar el café y revalorizar el espacio.
En el nuevo complejo conviven la cafetería, la chocolatería y una propuesta de heladería y pastelería que suma producción local y nombres propios ya reconocidos en El Bolsón. Durante la recorrida se mencionan los chocolates elaborados por Ariel Torres y los helados de Lito Martínez, que incluso estrenaron un gusto de kiwi “impresionante”, según se describe en el vivo.
El diseño interior del Museo Cafetería Hotel Piltriquitrón también tuvo un trabajo específico para equilibrar lo clásico y lo contemporáneo. Según se relata en la emisión, la ambientación estuvo a cargo de la diseñadora Vicky Marcos, quien combinó colores sobrios y detalles vintage para “volver al tiempo de atrás, pero que no se quede solo en lo vintage”, logrando una estética con impronta propia.
Hacia el final del vivo, Efraín Ranea resume el significado personal y familiar de esta reapertura en clave patrimonial y afectiva. “Estoy muy feliz, muy contento, muy orgulloso de mi viejo, del laburo que hizo… verlo ahora resurgir en su esplendor máximo es una alegría enorme”, expresa, al tiempo que se proyecta que en el edificio “vienen muchos más negocios” y nuevas iniciativas en torno a este ícono del centro de El Bolsón.
