A través de una cuenta ecuménica impulsada por el padre Pepe y el intendente Bruno Pogliano, junto a referentes locales como Rauf y la comunidad organizada, se distribuyeron 50 millones de pesos en equipamiento esencial para familias afectadas por el incendio. La ayuda llegó con transparencia, compromiso y una lógica clara: priorizar a quienes perdieron absolutamente todo.
“La historia la conocen: la cuenta ecuménica fue una idea de Bruno Pogliano, y nosotros apoyamos para el manejo del dinero”, explicó Rauf, destacando la importancia de la transparencia en el proceso. “Hasta el momento se han comprado 70 estufas de combustión lenta, 30 salamandras y 50 cocinas a gas”.
Los recursos fueron administrados por un equipo reducido, pero con una mirada comunitaria. “Esto es muy importante porque nosotros teníamos un número de 50 y algo millones, que ahora lo va a decir el padre, que es el que lleva los números… y hemos gastado casi hasta el último peso”, detalló. “Nos quedan unas moneditas que vamos a invertir en ollas”.
El criterio de distribución fue consensuado en una reunión entre Pogliano, el padre Pepe, Rauf y Bruno: “Se privilegió a los que habían perdido todo. Es muy importante hacerlo, porque por supuesto hay mucha gente para ayudar, pero lamentablemente a nosotros no nos entraron 1000 millones de mangos. Nos entraron nada más que 50”.
Según Rauf, el dinero llegó mayormente por gestiones de Bruno Pogliano con amigos y contactos solidarios. “Decidimos privilegiar a los que habían perdido todo porque el que perdió todo, perdió todo. Parece una redundancia, pero es tremendo ver la necesidad de la gente”, remarcó.
Además, reconoció que hubo otros aportes. “Le dieron 30 millones y no alcanza para nada. Y fue una maravilla que se los hayan dado, porque otros gobiernos no dieron nada”.
Con el apoyo del gobierno provincial, que entregó una lista de 24 familias que perdieron todo, y la validación del gobierno municipal, se llevó adelante una entrega “con un trabajo directo en el campo, hecho por nosotros como comunidad, que conocemos esto. Vivo ahí hace 37 años”, señaló.
El padre Pepe explicó los detalles del cierre contable: “Las facturas de las compras están presentadas acá por el señor Felpete, que junto con su familia fue quien hizo las compras. Son tres facturas”. Con estos comprobantes se pagaron cerca de 49 millones de pesos. “Nos quedan en este momento 2 millones y algo, con lo cual tenemos que pagar una factura del transporte de las cocinas a gas, que es de casi 1 millón y medio. Así que nos va a quedar un millón más o menos, con el cual se comprarán, Dios mediante, ollas para la casa”.
“Y con eso se termina, con eso cerramos ya la cuenta. Esta cuenta termina cerrada”, concluyó el padre.