La campaña en Río Negro ya empezó a jugar fuerte de cara a octubre, pero hay un detalle que salta a la vista: la impecable pulcritud de los candidatos en cada imagen o reel. Todo luce perfecto, preparado y sin manchas, pero en política los zapatos demasiado limpios suelen decir algo: no caminaron por donde la gente vive sus problemas.
### 3 claves rápidas
Zapatos sin barro
Actos cerrados
Cercanía ausente
### La campaña entre actos cerrados y militancia tibia
Se armó una agenda oficialista prolija, con cortes de cinta, encuentros cerrados y casi 30 intendentes o fuerzas alineadas detrás. Pero la foto completa revela otra cosa: menos de un tercio acompaña con presencia real, y la militancia convocada es más tímida que masiva, muchas veces con vuelo propio más que como engranaje de una campaña sólida.
El esquema se repite: un candidato rodeado de dirigentes y militantes, lejos de lo que se siente en los barrios. Los locales de campaña están, pero vacíos o lejos del corazón popular. Los vecinos, mientras tanto, solo ven desfilar imágenes en redes sociales, como si con eso alcanzara.
### La falta de cercanía que corre por abajo
El detalle de los zapatos relucientes es metáfora y síntesis. No es cuestión de kilómetros ni de shows armados. Lo que falta es *cercanía*. Porque caminar la vereda de tierra, pisar el barro, escuchar al que no tiene cloaca ni asfalto, genera una marca distinta.
Hoy hay nombres que se están poniendo la campaña al hombro: Weretilneck, Villaverde, Tortorielo, Juan Martín. Pero en frente o en las segunda línea, se ven espectadores, esperando que otro haga el trabajo pesado. Como si la campaña fuera un trámite administrativo en vez de una pulseada de contacto humano.
### juntando millas
La estrategia parece más enfocada en acumular kilómetros y acreditaciones que en sumar cercanía real. No se trata de hacer check-in en actos diseñados para la foto, porque ahí ya hay convencidos. Se trata de animarse a entrar en el barrio, en la calle de ripio, en la casa con techo de chapa.
En esta campaña, la pregunta clave no es quién logra alinear más intendentes, sino quién se atreve a ensuciarse los zapatos.
