Como profesional y vecino, he sido testigo de la distorsión del debate sobre el Arroyo Angostura. Lo que se presenta como una disputa ambiental es, en realidad, una campaña de desinformación que pone en peligro un ecosistema vital. Las limpiezas que realizamos no son un capricho, sino una necesidad avalada por la historia, la ciencia y el derecho.
La base del problema es la alteración antrópica del cauce. La intensa afluencia turística, a las márgenes del arroyo con un promedio de 100 personas diarias por 100 días al año, ha causado el desmoronamiento de las márgenes y el endicamiento del lecho del arroyo. Cada paso desplaza la grava hacia abajo, reduciendo su profundidad. Esto no es una suposición, es una consecuencia lógica de la mecánica de suelos y la hidráulica, calculado matemáticamente, y verificado en el tiempo. Al reducirse la profundidad del arroyo, el nivel mínimo del Lago Moreno sube, disminuyendo drásticamente su tasa de renovación hídrica. La aparición de algas, un fenómeno ausente hasta ahora, es una prueba inequívoca de esta eutrofización incipiente. Quienes se oponen a las limpiezas ignoran esta sencilla ecuación: menos flujo de agua equivale a un lago menos saludable.
Mi posición se fundamenta en la ley, no en la emoción. El Código Civil, en su Artículo 1975, es categórico: "Si alguno de ellos [los vecinos] resulta perjudicado... por un tercero, puede remover el obstáculo... con el fin de restablecer las aguas a su estado anterior". Los vecinos estamos ejerciendo un derecho legal para restablecer el estado original del arroyo, y a nuestro costo sin fondos del estado. Las sentencias judiciales han respaldado nuestra postura. El Juez Tau Anzoátegui, en su fallo, no encontró "daño ambiental" en nuestros trabajos, a pesar de las denuncias. Las afirmaciones de "Árbol de Pie" sobre supuestas violaciones son mentiras desmentidas en el expediente. Además, las denuncias penales por "daño agravado" fueron sobreseídas. La realidad es que la ley nos ampara, y la evidencia judicial expone las falsedades.
El supuesto "daño" que denuncian es una falacia. Las limpiezas han coexistido con la vida silvestre por décadas; la presencia de truchas desovando, verificada por escribano público, y la supervivencia de los huillines lo confirman. El verdadero daño ambiental se está gestando al permitir que el arroyo se tape, y quienes se oponen a su mantenimiento son los responsables. La ciencia, la ley y la experiencia me dan la certeza de que mi labor no solo es correcta, sino imprescindible para proteger el futuro de nuestro lago Moreno.
Manuel Xanthakis DNI 94.253.406