UNIVERSIDAD PÚBLICA: DE LA INVERSIÓN EDUCATIVA AL GASTO @nsuarezcolman - Vivo Informado - Diario Digital de Rio Negro y Chubut - El Bolsón Puelo El Hoyo Viedma Bariloche

Ultimas

Post Top Ad

UNIVERSIDAD PÚBLICA: DE LA INVERSIÓN EDUCATIVA AL GASTO @nsuarezcolman



Foto del escritor: nsuarezcolman



En el año 2018 me tome el trabajo de analizar el estado económico de la Universidad Nacional del Comahue. Siempre se hablo de la falta de presupuesto, pero nunca se analizó la calidad de inversión del gasto. Ocho años después, nada parece haber cambiado.

ree

"Sin presupuesto no hay educación" "Fuera el FMI y el Banco Mundial" "Universidad Tomada por falta de presupuesto" muchas de las consigas que hoy lees en cualquier marcha "en defensa de la Universidad" son las mismas que allá por el año 2002 leí por primera vez al entrar por primera vez a estudiar. En aquel entonces recuerdo que el escenario de irme a estudiar es realmente adverso, costaba mucho y todos hacían esfuerzos sobre humanos.


La convertibilidad llegaba a su fin y de la mano de quienes la habían creado, más algunos otros cómplices internos abrazados a la bandera de la justicia social y la socialdemocracia. Irse a estudiar en un contexto laboral complejo, con una industria nacional diezmada por una convertibilidad irresponsable y por un país económicamente endeble que se sostenía a fuera de créditos y empréstitos internacionales, pero que tenía una balanza comercial débil no eran el mejor escenario.


Las puertas de la universidad eran un absoluto caos, llamativamente las agrupaciones de todos los colores políticos se habían unido en un sólo reclamo: "El presupuesto de la Universidad no alcanza" Días y días completos de universidades tomadas, de "asambleas y clases públicas". Así, la foto de la marcha en contra del veto, era exactamente la misma foto de la semana pasada.


El latiguillo siempre es fascinante, pegadizo como si tratara de ese tema bolichero que cuando suena el segundo acorde en una noche de fiesta todos salen a mover los pies y las mesas y sillas quedan vacías para rendirse ante los acordes de un tema que nos moviliza. "La marcha en contra del veto" fue la foto del 2001 y la misma foto que se viene sucediendo hasta hace unos días. En ese contexto, el análisis del discurso no tuvo variantes, sino que su profundidad disminuyo considerablemente. Como suele decir un amigo a tono de gracia pero con gran desilusión, "si claro ese tema es un océano completo, lastima que tiene una profundidad de dos centímetros".


El presupuesto de las Universidades en la Argentina, como de todo siempre es insuficiente, es un principio básico de la economía, la escases. En esa escases que vivimos incluso en lo cotidiano y lo doméstico al que respondemos de forma casi automática, priorizamos nuestros gastos en función de los recursos disponibles. Si comemos caviar y al quinto día no tenemos un peso en el bolsillo podemos culpar a nuestro jefe de que nos paga poco, es mucho más cómodo que culparnos a nosotros por no haber sabido ordenar nuestros gastos.


El problema en materia de presupuestos universitarios en la Argentina no está en el cuanto hay, sino en cuanto, como y en qué se gasta y lo que es peor cuanto dinero real de ese presupuesto se invierte. En el año 2018 escribí un articulo donde desglosaba el presupuesto de una universidad pública que tenía 3.000 millones de presupuesto; 9.500 alumnos y 2.507 docentes: 1 docente cada 3.7 alumnos (fin contar docentes irregulares, talleristas y otras yerbas). Hoy otra universidad cercana cuenta con un presupuesto de 7.600 millones, 4.300 alumnos y tiene por cada Alumno 3 empleados. Así no hay bolsillo que alcance.


En aquel entonces con un dólar estadounidense a $16, el presupuesto por estudiante era de aproximadamente USD60.000 anual, el mismo valor de una matricula en las universidades 'más prestigiosas del mundo, solo que en éste caso las aulas siguen sin calefacción y cada tanto dan clases en alguna carpa alquilada. Hoy ese presupuestos es de 75.000 millones de pesos para unos 10.000 alumnos regulares, una cifra no muy alejada de aquel entonces. ahora bien ¿que mejoró? por lo que dicen las propias autoridades nada. La responsabilidad no la van a asumir, pero si va a ser más cómodo para las autoridades enojarse, patear la pelota afuera y culpar a la vecina porque el perro se comió la pelota.


No hay dudas que cualquier argentino, aun el más trasnochado de todos, reconoce que la inversión en materia educativa y salud son centrales y necesarias. Nadie dice que, y a nadie lo pueden acusar de lo contrario. Lo que nadie parece estar dispuesto a debatir es la calidad del gasto para que este deje ser mero gastos y alcance la denominación codiciada de inversión. En igual sentido que nadie discutiría la autonomía universitaria, al ser estas administradoras de dinero público no estamos buscando decirles que hacer con el dinero, pero si ejercer nuestro derecho de controlar ese gasto y cuestionar el control de ese gasto.


Lo tangible hoy es que existe una disociación entre las universidades públicas y la necesidad de una economía emergente que se pretende transformar desarrollada. Si la inversión en materia educativa se direcciona a atender cuestiones que no fortalecen el camino del desarrollo, esa inversión se transforma rápidamente en un gasto. La discusión hoy es tan paupérrima que en ese océano de dos centímetros de profundidad no sólo se ahoga sino que revive año a año pero como tragedia. Una cátedra de Maradona, cuando tenemos déficits importantes de ingenieros, médicos, y expertos en áreas tecnológicas es el claro ejemplo de que no se está dispuesto a discutir. De hecho ese tipo de anuncios es celebrado como logro, aunque siga siendo tragedia.


En la medida que la argentina no este dispuesta a dar los debates incómodos, y no en la búsqueda de votos electorales, o como garantía de cajas millonarias que garantizan una vida de privilegios y el financiamientos de estructuras políticas, no va a haber salida. En una república el sistema de pesos y contra pesos es necesario, la transparencia es una pieza de engranaje central para evitar la pérdida de credibilidad o de correr a ciegas por el bosque. Unos tienen la obligación de rendir cuentas, y otros a controlar, simplemente porque son quienes ponen el dinero y muchas veces sus hijos, nietos y bisnietos jamás pisen una universidad.


Hay que volver a rediscutir la Argentina, si queremos un país desarrollado. La universidad no va a cerrar, el Garrahan tampoco y nadie va a dejar de pagar las jubilaciones. Pero si nadie empieza a diferenciar gasto de inversión, seguramente todo esto que no va a cerrar o dejarse de pagar terminará concretándose porque elegimos amputarnos las piernas en vez de usar plantillas ortopédicas.

Post Bottom Ad

Páginas