El vicegobernador de Río Negro, Pedro Pesatti, presentó un proyecto de ley que busca prohibir los discursos de odio en la función pública. La iniciativa, que busca regular las expresiones en el ámbito legislativo, generó un debate importante. Mientras el oficialismo defiende la propuesta como una forma de fortalecer la democracia y el respeto, la oposición, representada por el legislador Dania Torres, cuestiona si esta ley podría limitar el derecho a la libre expresión. La discusión se centra en el delicado equilibrio entre proteger a la sociedad de expresiones violentas y garantizar la libertad de decir lo que uno piensa, sin miedo a ser censurado.
3 claves rápidas
* Proyecto del vicegobernador Pesatti.
* Prohibición de discursos de odio.
* Debate sobre libertad de expresión.
El anteproyecto de ley, impulsado por Pesatti, propone modificar el Reglamento Interno de la Legislatura provincial para establecer sanciones contra quienes utilicen "expresiones que degraden la dignidad humana, ni inciten a la discriminación o a la violencia". Según el vicegobernador, la idea es que el debate parlamentario se dé en un marco de respeto y que la política sirva de ejemplo de convivencia. Para él, esta medida no busca coartar la libre expresión, sino protegerla, ya que "sin respeto a la dignidad de las personas y sin reglas claras que eviten el odio, el debate político pierde legitimidad y se degrada". El proyecto, que ya pasó a la Comisión de Asuntos Constitucionales, también contempla la capacitación obligatoria para legisladores sobre estos temas.
Sin embargo, desde la oposición la visión es otra. Damián Torres, manifestó su desacuerdo con la propuesta. En su opinión, si bien la intención puede ser buena, la ley podría convertirse en una herramienta para "limitar, perseguir, castigar a aquellos que piensen distinto". Torres sostiene que la libertad de expresión es un derecho humano fundamental y que cualquier limitación bajo el pretexto de un "discurso de odio" es peligrosa, ya que depende de quién esté en el poder para definirlo. "Si una persona se siente agraviada, existen mecanismos para hacer los reclamos correspondientes. Ahora no se puede en un estado de derecho limitar la expresión", afirmó.
El dilema es claro: ¿dónde está el límite? ¿Es posible legislar sobre el odio sin afectar la libertad de expresión?
La discusión sobre el proyecto de ley anti-odio en Río Negro pone sobre la mesa una pregunta compleja que excede a la provincia. La delgada línea entre la censura y la protección social es un desafío para cualquier democracia. La propuesta de Pesatti busca un equilibrio, pero la preocupación de Torres resalta que, en la práctica, esa línea puede ser muy fácil de cruzar. El debate recién empieza, y habrá que ver si los legisladores logran encontrar un punto medio que proteja a todos sin silenciar a nadie.
