La entrevista de Rodrigo Sotomayor a Damián Torres muestra a un dirigente en plena transición: de abogado penalista volcado a la actividad privada a armador clave de La Libertad Avanza en Río Negro y Neuquén, con la mira puesta en ordenar el espacio, cerrar heridas internas y, en paralelo, pensar un proyecto de ciudad para Viedma que rompa con el esquema de “Estado o nada”.
Quién es Damián Torres
Torres es abogado penalista, con fuerte inserción en el ejercicio privado, al que define como su principal fuente de ingresos y el eje de su vida profesional. En política, suma experiencia como apoderado: participó en la conformación jurídica de Juntos Somos Río Negro y luego en el armado legal de La Libertad Avanza tanto en Río Negro como en Neuquén, donde completaron los trámites partidarios entre febrero y junio.
Su vínculo con la senadora neuquina Nadia Márquez viene del caso Rodríguez Lastra, donde fue abogado defensor del médico acusado por interrumpir un aborto en curso, episodio que lo ubicó de lleno en la agenda provida. Desde entonces consolidó una relación política y personal con Márquez y hoy trabaja articulando entre Neuquén y Río Negro como parte de un incipiente bloque patagónico libertario.
Un año de renuncias y casi senador
Torres admite que 2025 fue “larguísimo”: combinó estudio jurídico, armado partidario y la montaña rusa electoral en La Libertad Avanza. Llegó a estar a un paso de ocupar una banca en el Senado, pero decidió bajarse el mismo domingo, lo que, visto “con el diario del lunes”, le habría costado ser hoy senador nacional. Lejos de dramatizar, lo atribuye a que “no era el momento” y que su prioridad es el proyecto colectivo antes que el cargo; la banca quedó en manos de Enzo Fullone, a quien describe como otro profesional joven que viene del sector privado.
También se mete en el capítulo más caliente: el escándalo por la no asunción de Lorena Villaverde en el Senado. Desde su mirada jurídica, considera que el Senado se arrogó facultades que no le corresponden al bloquear el ingreso de una candidata electa con más de 120 mil votos, bajo el argumento de evaluar su “idoneidad moral”. Sostiene que esa potestad le pertenece al electorado y recuerda que ya hubo antecedentes en la Justicia donde se marcó un límite a este tipo de maniobras parlamentarias.
Villaverde, el Senado y la crisis interna
La relación de Torres con Villaverde arrancó, paradójicamente, como oposición interna: él fue una de las voces que reclamó apertura y que La Libertad Avanza no quedara bajo el control exclusivo de una sola dirigente. Con el tiempo, convivieron en el mismo esquema partidario y, cuando desde Buenos Aires la definieron como candidata al Senado, él acompañó la decisión y se metió de lleno en el cierre de listas.
Sobre la renuncia de Villaverde a la banca, Torres es claro: dice que él hubiese judicializado el caso, peleado hasta el final e incluso resignado cualquier otro cargo legislativo para defender la voluntad popular. Sin embargo, reconoce que se trata de una decisión personal atravesada por la familia y el costo emocional, y si bien no comparte el precedente institucional que deja, dice entender las razones humanas detrás de ese paso al costado .
Cómo queda La Libertad Avanza en Río Negro
Tras la salida de Marcelo Román, Torres quedó como vicepresidente de La Libertad Avanza en Río Negro y hoy está “tomando las riendas” de la reestructuración del partido. Formalmente, Villaverde sigue siendo la presidenta, pero el esquema está en revisión y todo indica que 2026 será el año de la reorganización política y orgánica de la fuerza en la provincia.
Torres insiste en que la misión es ampliar, sumar a los que se fueron y a los que quieran entrar, y convertir al partido en un espacio que nuclee a todos los que se consideran defensores del presidente Javier Milei. Él mismo relativiza si terminará como presidente, seguirá como vice o ni siquiera formará parte de la conducción: dice que lo central es construir un equipo grande, menos cerrado, que aprenda de los errores del armado acelerado de los últimos dos años.
Lo que le gusta y lo que critica del espacio
Consultado por lo que no le gusta de La Libertad Avanza, Torres apunta al vértigo del proceso: recuerda que el partido se tuvo que armar desde el poder y en tiempo récord, para dejar de ser sólo una alianza electoral y contar con sellos propios en todo el país. Eso, reconoce, llevó a cometer errores, a tener estructuras poco abiertas y a convivir con oportunistas cuyo único objetivo era posicionarse en cargos.
Aun así, reivindica la instalación nacional del espacio y la llegada de Milei a la presidencia como un hecho político pocas veces visto. Afirma que la etapa que viene debe enfocarse en la afiliación, la apertura y la depuración, tanto en Río Negro como a nivel nacional, para consolidar una fuerza de gobierno y no sólo una marca electoral.
Viedma: de ciudad atada al Estado a proyecto productivo
En el tramo final de la charla, Torres se corre del mapa provincial y baja la discusión a Viedma, la ciudad donde vive y se reconoce “viedmense” por adopción. Su diagnóstico es duro: dice que hace años la capital no tiene un proyecto de ciudad claro, que la economía gira alrededor del empleo público y que el comercio vive pendiente del calendario de pago de sueldos estatales.
Ante eso, plantea un plan a 8 años con cuatro ejes que, según él, deberían tener el mismo peso: Estado y capitalidad, turismo, producción e industrialización. Habla de explotar mejor el río, el mar y la belleza natural; potenciar la zona productiva del IDEVI con más riego; aprovechar el aeropuerto y los puertos cercanos para no quedar afuera del boom energético provincial; y pensar una planificación urbana y de seguridad que acompañe ese crecimiento, en particular frente al delito rural y los robos en zonas productivas.
Vínculo con Weretilneck y la política “adulta”
Torres conoce bien al gobernador Alberto Weretilneck, con quien trabajó durante años en Juntos Somos Río Negro, espacio al que renunció cuando el oficialismo provincial decidió alinearse con Sergio Massa. A pesar de estar hoy en veredas distintas, dice sentirse agradecido, asegura que aprendió “muchísimo” en términos de gestión y construcción política, y reivindica como carta de presentación haber salido bien de los lugares donde estuvo .
Esa lógica, explica, también guía su forma de pararse frente a los gobiernos: reconoce que hay tiempos de disputa electoral, pero que luego llega el momento de la gestión donde se necesita diálogo con provincia, municipios e incluso con intendentes de la oposición. En ese marco, se define crítico cuando hace falta, pero partidario de una política madura que priorice resultados antes que peleas televisadas.
